Hoy
es un día especial para mí y para mi esposa, además de serlo para mi familia,
amigos y seres queridos: Hoy cumplo años.
Un
nuevo año de vida representa, no sólo el haber recorrido un trozo del camino de
la vida que ya de por sí nuestro Padre nos ha regalado, sino también un nuevo
paso en la eternidad que nos depara como miembros del Reino de Los Cielos por
la Gracia que se nos ha concedido en Cristo Jesús. Esto debemos comprenderlo
bien.
Si
hay algo que he aprendido a través de las Escrituras, es que ninguno de
nosotros fue concebido por accidente. Lamentablemente hoy aún escucho frases
como: “Fue un pelón”, “No contamos bien los días”, “No nos cuidamos”, “Fue producto de un error”, “Fue
producto de la violencia”, y muchas otras, que si bien para algunos
pudieran llegar a ser “válidas”,
nos desvían de la genuina razón del porqué de nuestra existencia.
El
rey David, inspirado por el Espíritu Santo, con el propósito de alabar el
nombre de nuestro Dios y adorarle desde lo más profundo de su corazón escribió
lo siguiente: “Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. (Salmo 139: 13-16). En estas líneas el declaraba un verdad que debemos en todo tiempo divulgar.
Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. (Salmo 139: 13-16). En estas líneas el declaraba un verdad que debemos en todo tiempo divulgar.
Desde el momento en el cual
fuimos destinados para ser creados, Jehová Dios determinó un propósito de vida
para cada uno de nosotros. Si bien nuestro propósito primo es del de adorar y
tener comunión con nuestro Creador, no es menos cierto que también jugamos un
papel único en el plan de la creación, al punto que no hay siquiera dos
personas que puedan ser similares, quizás haya semejanzas, pero jamás habrá dos
personas iguales.
Nuestra
invitación hoy es para que busques en lo secreto cada día ese propósito único
por el cual fuiste creado, que intimes con tu Creador para que conozcas más y
más de su corazón como Padre, ya que estamos Convencidos que estás llamado para
impactar este mundo mediante la Gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Douglas
y Dayana García