"Porque
en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una
nueva creación" Gálatas 6: 15. De esta manera se dirigía el apóstol Pablo a
los discípulos de Galacia con el fin de exhortarlos y edificarles en su
crecimiento en Cristo.
Si bien Pablo dirigía esta carta con el fin de corregir una desviación que se presentaba en Galacia con respecto a los discípulos (quiénes erróneamente comenzaron a buscar justificarse a través de las obras de la Ley), creo que nuestro Padre por medio de esta porción de la Escritura respondió a una pregunta que le efectuaba hace unos días: ¿Qué podemos esperar para este año en medio de tanta incertidumbre?
Particularmente, el país de mi nacimiento: Venezuela, afronta una crisis económica sin precedentes en nuestra historia contemporánea, aunado a un crisis moral, legal e incluso dentro de la Iglesia de Cristo, parcializada políticamente, cuando como ciudadanos del Reino de Los Cielos, nuestra única parcialidad debe ser los intereses de nuestro Rey y Señor: Jesucristo.
Dentro de este contexto le preguntaba al Señor: ¿Qué esperar en este nuevo año 2015 para mi tierra? Muchos de mis hermanos han migrado (no les juzgo por ello) buscando otras oportunidades para ellos y sus hijos, otros por su parte han tomado la decisión de quedarse y seguir luchando en esta tierra que nos vio nacer, sin embargo la pregunta para mí seguía en pie: ¿Qué hacer?
Creo que cuando el Señor me condujo a la carta de Pablo a los Gálatas recibí su respuesta: "Es necesaria una nueva creación". Venezuela necesita una renovación total, comenzando por la Iglesia de Cristo, la cual como Luz y Sal de esta tierra pueda impactar las vidas de cada uno de los habitantes de nuestra nación.
Estoy convencido (y así se lo compartía a mi esposa) que Venezuela está pasando por un duro proceso producto de su pecado y la maldad que se ha ido acumulando a lo largo de los años (robos, muertes, impunidad, corrupción, inmoralidad), por lo cual su única solución es una renovación total de la mente y corazón de los habitantes de nuestro preciado territorio.
Es necesario entender que quienes estamos colocados en esta tierra para cambiar los rumbos erróneos de nuestra nación somos los creyentes: La Iglesia. La carta de Pablo los Romanos en su capítulo 12, verso 2, reza los siguiente: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta".
Recuerdo que en una ocasión nuestro Pastor Jacobo Beomón citaba esta escritura bajo una traducción más sencilla según lo traduce la versión Dios Habla Hoy: "No vivan ya según los criterios de este tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que es grato, lo que es perfecto". Venezuela necesita cambiar su mente y corazón.
Estoy convencido que como Iglesia se nos ha dado el Poder y la Autoridad para cambiar a nuestra nación (Juan 14: 13), pero eso sólo sucederá cuando unidos como Iglesia dejemos a un lado nuestros intereses netamente personales y coloquemos por delante los intereses de nuestro Señor: La Salvación de nuestra nación.
Creo verdaderamente que como Iglesia podemos transformar este mundo. Si bien es cierto que vivimos en los Últimos Tiempos y la manifestación del Anticristo se hace más evidente y próxima, así como el retorno de nuestro Señor está cada vez más cerca, algo que nunca olvidaré fueron unas palabras que nos recordó nuestro pastor Ian Achong en una oportunidad: "Y será predicado este evangelio del Reino a todo el mundo, para testimonio de las naciones; y entonces vendrá el fin". Jesús no vendrá antes que esto suceda.
Será la predicación de este evangelio y la transformación de millones de vidas lo cual permitirá que el cumplimiento de las Palabras del Maestro para su retorno se "materialicen". Necesitamos llevar la renovación en Cristo Jesús primero a nuestra nación, es nuestra responsabilidad como Iglesia, y ello debe suceder en cada rincón de la Tierra.
Estoy convencido que para Venezuela vienen nuevos tiempos, pero debemos esforzarnos y ser valientes como Josué para traer luz a nuestro país, y a través de la misericordia de Dios, lograr que Venezuela pueda ser renovada a través de una nueva creación en Cristo, pues sólo así podremos ver el cambio que tanto anhelamos, no sólo para nuestra tierra, sino también para el mundo.
Dios les bendiga.
Douglas y Dayana García.