viernes, 24 de febrero de 2017

Convencidos de estar unánimes juntos

Unánimes juntos

Unánime es un adjetivo que significa: “Que es común a todos los miembros de un grupo de personas y también “Que tiene la misma opinión o el mismo sentimiento sobre algo”.

El libro de los Hechos nos narra en su segundo capítulo un evento trascendental en el inicio y empoderamiento de la Iglesia de la Gran Comisión emanada del Maestro, cuyo motivo se desprende de la venida del Espíritu Santo (Hechos 2:1-4), el cual llenó a los discípulos de su persona y poder.

Esto es un indicativo de un requerimiento indispensable para poder gozar del poder de Dios como Iglesia, y es que en su cuerpo debe haber unanimidad de fe, es decir, unanimidad de certeza y esperanza (Hebreos 11:1)

¿Qué es ser unánime realmente?

Esta palabra es compuesta, ya que deriva de dos palabras más: Uno o Unidad y Ánimo. Unidad significa indivisibilidad, integridad, concreción, amalgamiento. Ánimo se refiere a sentir, decisión, motivación.

El Señor está esperando, o incluso pidiendo y hasta exigiendo de nosotros que como Iglesia tomemos la condición real de cuerpo. Esta condición conlleva a que nuestros intereses personales deben estar supeditados a la obediencia al Señor, quien como dice claramente su Palabra nos redimió (Efesios 1:7). Entendiendo la palabra redención, la misma significa recatar por medio del pago de un precio. Jesús pago por nosotros con su sangre por nuestra salvación.

Creer y aceptar la redención de nuestro Salvador, significa que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos (1ra. Corintios 6:19-20), por lo cual nuestra propia mente debe estar sujeta a la mente de Cristo (1 Corintios 2:16)

Podemos estar junto y no estar unánimes. Estar juntos y unánimes es sinónimo de armonía. El Salmista declara lo siguiente: “¡Mirad cuán bueno y delicioso es habitar los hermanos  juntos en armonía! De hecho tiene una consecuencia directa: “allí envía Jehová bendición y vida eterna”. (Salmo 133)

¿Cómo llegar a esa unanimidad?

Es necesario como ya se indicó antes, logar una mente unificada con Cristo, pero para ello necesitamos, urge que tengamos comunión con Él y que le escuchemos continuamente (Juan 10:27)

Necesitamos hacernos dependientes del Espíritu Santo, ya que sin Él es imposible que podamos vencer al pecado en nuestra carne (Romanos 8:1-4), sin Él por igual es imposible  tener el poder de Dios, pero también debemos detenernos a revisar que como Iglesia, para poder recibir la cobertura y unción del Espíritu debemos mantenernos en un mismo sentir y pensar, debemos ser unánimes. Incluso el fruto del Espíritu se manifestará igualmente  en esa unanimidad (Hechos 2:46-47).

¿Cuál será la principal consecuencia?

Estamos convencidos que si nos sujetamos al Espíritu de Dios y buscamos la unanimidad en Él, podremos ver redimida nuestra nación y transformada nuestra tierra (Hechos 2:41)

Dios les bendiga.


Douglas y Dayana García