Unánimes juntos
Unánime
es un adjetivo que significa: “Que es
común a todos los miembros de un grupo de personas” y también “Que tiene la misma opinión o el mismo
sentimiento sobre algo”.
El
libro de los Hechos nos narra en su segundo capítulo un evento trascendental en
el inicio y empoderamiento de la Iglesia de la Gran Comisión emanada del
Maestro, cuyo motivo se desprende de la venida del Espíritu Santo (Hechos 2:1-4),
el cual llenó a los discípulos de su persona y poder.
Esto
es un indicativo de un requerimiento indispensable para poder gozar del poder
de Dios como Iglesia, y es que en su cuerpo debe haber unanimidad de fe, es
decir, unanimidad de certeza y esperanza (Hebreos 11:1)
¿Qué es ser unánime realmente?
Esta
palabra es compuesta, ya que deriva de dos palabras más: Uno o Unidad y Ánimo.
Unidad significa indivisibilidad, integridad, concreción, amalgamiento. Ánimo
se refiere a sentir, decisión, motivación.
El
Señor está esperando, o incluso pidiendo y hasta exigiendo de nosotros que como
Iglesia tomemos la condición real de cuerpo. Esta condición conlleva a que
nuestros intereses personales deben estar supeditados a la obediencia al Señor,
quien como dice claramente su Palabra nos redimió (Efesios 1:7). Entendiendo la
palabra redención, la misma significa recatar por medio del pago de un precio.
Jesús pago por nosotros con su sangre por nuestra salvación.
Creer
y aceptar la redención de nuestro Salvador, significa que ya no nos
pertenecemos a nosotros mismos (1ra. Corintios 6:19-20), por lo cual nuestra
propia mente debe estar sujeta a la mente de Cristo (1 Corintios 2:16)
Podemos
estar junto y no estar unánimes. Estar juntos y unánimes es sinónimo de
armonía. El Salmista declara lo siguiente: “¡Mirad cuán bueno y delicioso es
habitar los hermanos juntos en armonía!
De hecho tiene una consecuencia directa: “allí envía Jehová bendición y vida
eterna”. (Salmo 133)
¿Cómo llegar a esa
unanimidad?
Es
necesario como ya se indicó antes, logar una mente unificada con Cristo, pero
para ello necesitamos, urge que tengamos comunión con Él y que le escuchemos
continuamente (Juan 10:27)
Necesitamos
hacernos dependientes del Espíritu Santo, ya que sin Él es imposible que
podamos vencer al pecado en nuestra carne (Romanos 8:1-4), sin Él por igual es
imposible tener el poder de Dios, pero
también debemos detenernos a revisar que como Iglesia, para poder recibir la cobertura
y unción del Espíritu debemos mantenernos en un mismo sentir y pensar, debemos
ser unánimes. Incluso el fruto del Espíritu se manifestará igualmente en esa unanimidad (Hechos 2:46-47).
¿Cuál
será la principal consecuencia?
Estamos
convencidos que si nos sujetamos al Espíritu de Dios y buscamos la unanimidad
en Él, podremos ver redimida nuestra nación y transformada nuestra tierra
(Hechos 2:41)
Dios
les bendiga.
Douglas
y Dayana García