lunes, 3 de octubre de 2011

Ser un discípulo




Discípulo es un concepto con origen en el vocablo latino discipŭlus, el cual se refiere a la persona que aprende una doctrina, un arte o una ciencia con la guía de un maestro

Cuando Jesús comenzó su ministerio, una de las primeras cosas que hizo fue escoger y tener discípulos a los cuales enseñar y formar, éstos recibieron del maestro enseñanzas no sólo “doctrinales” o “pedagógicas”, ello recibieron del Maestro formación en su carácter y personalidad, por lo cual se convirtieron en pequeños cristos, ya que el Señor se encargó de“imprimirse” en ellos.

Antes de partir el Señor dejó una “Gran Comisión” a sus discípulos, la cual se puede leer en el libro de Mateo en el capítulo 28, versos 19 y 20: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.

Es de hacer notar que uno de los principales propósitos de Jesús además de nuestra salvación, era que llegásemos a ser como Él. El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo escribió: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.

Hoy, el mayor compromiso que debe asumir el cristiano, es tener la actitud y condición de discípulo, imitar al maestro, imitar la persona de Jesús, imitar su carácter, imitar sus actos, conocerlo cada día más, pero no sólo eso, debe “Ir y hacer discípulos”.

No podemos ni debemos limitarnos a predicar el evangelio, no, debemos pagar un precio mucho más alto, el cual implica dar de nuestras vidas a otros, y duplicarnos en otros tal como el Maestro lo hizo en nosotros.

Creemos firmemente que Dios está trayendo un despertar a su Iglesia, y el avivamiento tan esperado no vendrá de “grandes eventos”, sino que llegará cuando la Iglesia, movida por el Espíritu Santo comience a multiplicarse, llegando a los más recónditos lugares de nuestra Tierra, haciendo discípulos a todas las naciones, llevando la Palabra dicha por el profeta Isaías, con la cual comenzó el ministerio del Maestro: “Buenas nuevas a los pobres, sanidad a los quebrantados de corazón, libertad a los cautivos, vista a los ciegos, libertad a los oprimidos y el Año Agradable del Señor”. (Mateo 4: 18-19)


Douglas y Dayana Garcia
Editores

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