domingo, 18 de marzo de 2012

Alabando y Adorando en todo tiempo



“En todo tiempo te alabaré. En todo tiempo te adoraré”. Así reza el coro de la canción entonada por nuestro hermano Danilo Montero en su producción “Te Alabaré”.

Meditando un poco en la letra de esta canción, procedimos a dirigirnos a la escritura y escudriñar un poco más al respecto, ya que el día de hoy, domingo 18 de marzo, nuestro Pastor Carlos Chacín estuvo recordando nuestra posición como creyentes del Rey de Reyes y Señor de Señores, como genuinos adoradores de nuestro Salvador y de su obra maravillosa en y alrededor de nuestras vidas.

Por lo anterior, escudriñamos un poco más una historia que desde el primer momento en que llegó a nuestros oídos, alma y espíritu, cautivó nuestra atención, por la maravillosa obra de Dios llevada a cabo a través de la confianza, la alabanza y adoración de un rey de Israel, quien reconoció que solamente en Dios residía su fortaleza y seguridad.

En el capítulo 20 del libro de 2da de Crónicas, entre los versos 1 al 30, se narra la historia sobre como dos pueblos vecinos a la nación de Israel que habitaba en el territorio de Judá, Moab y Amón, vinieron en guerra contra el pueblo que se encontraba para ese momento bajo la guía del
Rey Josafat.

Lo más resaltante de toda esta situación, es que en medio de las circunstancias que eran visiblemente adversas, aún a pesar de su temor, el Rey Josafat reconoció inmediatamente que él no podría hacer frente a la amenaza que se cernía sobre su pueblo, pero sí había alguien que podría librar y batallar por su nación, aquel que había cumplido su promesa para con su amigo Abraham, y había levantado una nación, que a pesar de ser esclava por cuatrocientos años, la libró con prodigios señales y maravillas: Jehová Dios.

El rey inmediatamente convocó al pueblo a buscar -junto a él como líder- en Dios la salida ante tal situación de peligro, ante lo cual el Señor que conoce cada corazón, conociendo la fe de la nación, no tardó en responder las siguientes palabras: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros” (2da Crónicas 20: 17).

Inmediatamente que el pueblo se alistó, se presentó la situación que más nos llama la atención de este relato, pues cuando ya se preparaban para salir a la guerra, el rey ordenó que delante del ejército fuera un grupo cantando y alabando a Jehová, lo cual apenas comenzó, tuvo tal efecto que Dios mismo se encargó de colocar las emboscadas de los enemigos de su pueblo contra ellos mismos, ocasionado que se mataran unos a otros, logrando así que el pueblo de Judá lograra la victoria sobre sus enemigos sin siquiera levantar un arma.

Pero, ¿a dónde queremos llegar compartiendo este relato contigo, apreciado(a) y amado(a) lector(a)? Nosotros estamos convencidos, que bien sea que estés pasando en este momento por una circunstancia difícil, o bien pudieras llegar a vivirla, si colocas tu esperanza y confianza en Dios, podrás ser librado de ella incluso sin el uso de tus propias fuerzas, tan sólo si puedes creer en que el Altísimo, quien pagó por ti el precio de tus pecados, puede librarte y darte la victoria.

No queremos con ello decir que en Dios no tendrás problemas, o que tu vida será sólo victorias y éxitos, sino que en este proceso que nuestro Padre nos está permitiendo vivir, preparándonos para una gloriosa eternidad a su lado, siempre que pases por momentos difíciles o truncados, si eres capaz de creer y confiar que en Jehová nuestro Padre está tu refugio y auxilio, puedes tener por seguro que tuya será la victoria, y con toda confianza podrás alabarle y proclamar ante el mundo sus maravillas para con tu vida (Salmo 27: 1-6).

Dios te bendiga.

Douglas y Dayana García
Editores

jueves, 1 de marzo de 2012

Haciendo todo en el nombre de Jesús



Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Colosenses 3: 17

Estamos convencidos plenamente que en más de una oportunidad hemos llegado a hacer algo de “mala gana” o por obligación. Esto pudo haber sucedido cuando éramos más pequeños, durante nuestra etapa de estudio o incluso en casa en alguna oportunidad cuando no deseamos hacer algo que ordene mamá o papá. Para aquellos que trabajan en una oficina, puede darse el caso que “el jefe” ordena realizar alguna actividad, pero debido a que ésta no agrada (aún cuando forma parte de nuestras labores), se termina realizando igualmente de mala gana, o “porque es nuestra obligación”.

Meditando un poco en el versículo con el cual abrimos el artículo, llegamos a la conclusión que éste no siempre forma parte de nuestro día a día, ya que nuestra naturaleza pecaminosa y carnal no está acostumbrada a ser “mansa y humilde de corazón”.

La Palabra de Dios en el libro de Romanos nos dice lo siguiente: “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago”. (Cap. 7: 14-15), lo cual en cierta manera nos indica porque no es tan difícil en ocasiones obedecer y seguir los mandatos de nuestro Señor Jesús, ya que hecho el contexto de este pasaje escrito por el apóstol Pablo se refiere a la obediencia de la Ley.

No obstante quisiéramos compartir contigo una “Buena Nueva” dada también por el apóstol Pablo, la cual se encuentra igualmente escrita en su carta a los Romanos, un poco más adelante en el capítulo 8, versos del 1 al 3 nos dice lo siguiente: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”.

Desde el instante que aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, y le damos cabida a su Espíritu Santo para que more en nosotros, tenemos a nuestra disposición todo el Poder de Dios de nuestra parte a fin de poder caminar en sus mandatos y estatutos, no por nuestra propia fuerza, sino por medio de Él.

Hoy te invitamos a que le permitas al Espíritu Santo ayudarte en todas y cada una de las acciones de tu vida, incluso en tu cotidianidad, en tus estudios, trabajo, relaciones familiares, para que cada una de ellas pueda ser realizada en el nombre del Señor Jesús dando gracias a Dios el Padre por medio de él.

Dios te bendiga.


Douglas y Dayana García
Editores

viernes, 3 de febrero de 2012

Un nuevo comienzo


“Un siglo que comienza, una era que termina”, así comienza una canción de nuestro hermano Marcos Witt en su producción “Dios al Mundo Amó”.

Aún cuando el año 2012 ya tiene algunos días de haber arrancando, es bueno reflexionar sobre lo que nos dejó el año 2011 y las expectativas que tenemos, planes y sueños que deseamos alcanzar en este nuevo año.

Para algunos el inicio de este nuevo año fue sólo un día más, para otros significa una oportunidad de comenzar de nuevo, para nosotros particularmente significa el regalo de un nuevo período en el cual se nos obsequia nuevas oportunidades, tanto de aprender como de emprender, por lo cual tomamos con cierto atrevimiento las palabras con la cual inicia la canción de nuestro hermano Marcos, y decimos que este 2012 es un periodo que comienza tras un período que termina.

El año pasado comenzamos con el sueño de relanzar “Convencidos”, tarea que no es del todo fácil, pero que en este año deseamos imprimirle todo el empuje posible, a fin de alcanzar un sueño que Dios colocó en nuestros corazones.

Creo que si aún no lo has hecho, es momento que revises y analices cuales planes, metas y sueños tenías planteados para el año 2011 y tal vez se quedaron en el tintero y cuales cosas te has propuesto alcanzar para este 2012.

En la tercera carta del Apóstol Juan, en el verso dos declara: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”; por otro lado en el libro de Jeremías en su capítulo 29, verso 11 El Señor nos dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”, y unos de los pasajes bíblicos que más nos han ministrado en este sentido se encuentra en el Libro de Josué en el primer capítulo en el verso 7: “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas”.

¿Por qué citamos estas porciones de la Escritura?, debido a que queremos que medites acerca de aquello en lo cual Dios está interesado al igual que tú, que sea alcanzado por ti durante el transcurso de este año.

Desde el instante en el cual Cristo entró en tu corazón para ser tu Señor y Salvador, también vino para restaurar, sembrar y plantar en ti, no sólo de su ministerio de hacer discípulos a todas las naciones, sino también vino a acercarte a las bendiciones de las cuales habla el libro de Deuteronomio en el Capítulo 28 de los versos 1 al 14.

En Convencidos, estamos con la plena certeza y convicción que este año será un año de cambios profundos, porque el día del retorno de nuestro Señor Jesucristo está cada día más cerca, pero sobre todos confiamos en que la iglesia despertará a ese avivamiento que la creación entera espera (Romanos 8:22).

Estamos Convencidos que este es el año de proclamar aún más que Jesús es el Señor de nuestra Tierra, por lo cual debes comenzar a proclamarlo primeramente en tu vida, y viviendo en la obediencia plena a Jesús, para así vivir la plenitud de sus bendiciones en todo cuanto emprendas.

Dios te bendiga.


Douglas y Dayana Garcia
Editores