“Pero si se predica de Cristo que resucitó de
los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de
muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y
si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también
vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos
testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad
los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo
resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros
pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta
vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de
todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias
de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un
hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como
en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno
en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su
venida” (1 Corintios 15:12-23 - RVR 1960).
El día de hoy, es un día mundialmente
reconocido como una fecha de celebración cristiana. Sin embargo, no para todos
tiene la misma importancia o significado. Dependiendo de la cultura o tradición
es un día digno de recuerdo o un día más, pudiendo ser igualmente como un día
sagrado o un día comercial, significando para algunos vida o incluso decepción
o desesperanza por “falta de respuesta” de parte de Dios.
Para quienes hemos creído en Jesús como Señor y
Salvador, es un día que nos recuerda que todos nosotros tenemos una esperanza,
y una certeza: Aunque es muy cierto que algún día moriremos, también es cierto,
que quienes hemos creído a nuestro Señor Jesucristo, también resucitaremos cuando
Él vuelva: Ésta es la base de nuestra fe.
La Palabra de Dios define la fe así: “La fe
es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la
certeza de las cosas que no podemos ver” (Hebreos 11:1 – NTV). Esto implica
que cada persona que ha decidido creerle a Jesús, ha de la misma manera creído
que resucitará juntamente con Cristo, de la misma manera que Él también
resucito, como dice también Su Palabra: “en un momento, en un abrir y cerrar
de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán
resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es
necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista
de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y
esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra
que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Corintios 15:52-54 –
RVR 1960).
Debido a sus promesas, y debido a la realidad
de su resurrección, nuestra fe nos permite tener nuestros ojos puestos en Jesús:
“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el
gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó
a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2).
Continuemos pues, confiando y creyendo, que a
pesar de las adversidades, nuestra fe en Él nos permitirá mantenernos firmes,
convencidos de su amor y de que nuestra vida está en Él guardada (Colosenses
3:3).
Douglas
y Dayana García
12/04/2020