El apóstol Pablo movido por el Espíritu Santo escribió a los corintios
en su primera carta los siguiente: “He aquí, os digo un misterio: No todos
dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y
cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los
muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque
es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se
vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de
incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde
está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (1ra. Corintios
15: 51-55)
En la cruz del Gólgota, al momento de nuestro Señor Jesús entregar su
vida en rescate por nosotros, pagó el precio demandado por nuestros pecados
(Romanos 6:23), restituyéndonos como era al principio de la creación, según
plan divino original, donde la muerte no era el destino deparado para el
hombre.
¡Cristo venció a la muerte y nos da la seguridad de vivir por la
eternidad!
Dios les bendiga.
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